Hoy vamos hablar de una lesión muy frecuente. Un esguince de tobillo: cómo se produce y cuál es el tratamiento general que seguimos en la clínica.
Un esguince de tobillo puede afectar a diferentes ligamentos, según donde se produzca el mecanismo de lesión. Nosotros nos centraremos en el más frecuente, el que afecta al Ligamento Lateral Externo. Esta lesión se produce muchas veces en una distracción, o un mal apoyo donde el pie genera un movimiento de flexión forzada e inversión forzada (el tobillo cede, apoyando hacia la parte externa del pie).
Cuando ocurre esto, la sensación de dolor e inestabilidad puede ir acompañada de tumefacción. Podemos observar como la parte externa del tobillo adquiere un tono edematoso y existe una pérdida de la fuerza en el pie.
¿Cómo trataremos un esguince?
Lo primero que debemos hacer es acudir a un especialista. Es importante descartar una lesión ósea. Para ello, se explora y analizan los síntomas, además de realizarse unos test ortopédicos. Si aun así, no se descarta la fisura, o fractura de zonas como la cola del quinto meta o el maleólo peroneo, sería necesario realizar una radiografía.
El tratamiento del esguince varía en función de la gravedad. Puede ser una lesión leve del ligamento (grado I) o existir la rotura completa del mismo (grado III). En función de esto y de los síntomas del paciente, además de su perfil, se decidirá si inmovilizar o no; y se pauta una rutina de apoyo a menor o mayor plazo. Por todo ello, es importante que este tipo de lesiones, las trate un especialista (fisioterapeuta) o incluso acudir a nuestro médico de confianza.
En la clínica, cuándo el esguince lleva una evolución favorable, el trabajo que se realiza va encaminado en tres direcciones:
-Disminuir el edema mediante terapia manual
-Eliminar las disfunciones de movilidad de las diferentes articulaciones que componen el tobillo
-Volver a conseguir funcionalidad y fuerza en el apoyo.
El esguince aunque es una lesión frecuente, en muchas ocasiones genera una adaptación ascendente que repercute hacia la pelvis, generando una disfunción a nivel de la cintura pélvica, pudiendo producir dolor a nivel de la espalda a medio o largo plazo.
No es buena idea mantener un reposo absoluto sin la prescripción médica, puesto que esto también podría ralentizar mucho la recuperación. Lo mejor es usar el sentido común cuándo se produce una lesión de este tipo y nos vemos superados por los síntomas y acudir a tu fisio de confianza; qué tras una buena valoración, sea él quien paute un tratamiento.
Antonio Ramírez
Nº Col 9502